Se podría decir mucho acerca de mi fin de semana en un pueblo de Segovia. Que fue una celebración de cumpleaños en masa(felicidades Elsa, Eva y Miguel). Que fue también una fiesta de disfraces (de pokeros/canis/poligoneros o como los llaméis vosotros). Que a 100 km de Madrid parezca que estés en el mismísimo norte de España. Que a veces el sentido común y la perspectiva brillan por su ausencia (ya explicaré mejor este concepto arquitectónico, que tiene más de sociología que de arquitectura). Que las barbacoas españolas y las berlinesas tienen diferencias notables, y es que una bratwurst al lado de una morcilla... pues no sé qué decir. Que cada vez estoy más convencido de la existencia de mundos paralelos al nuestro y que esos mundos no están habitados por extraterrestres (que sería lo normal), sino por seres humanos que viven entre nosostros en forma de familiares o amigos. Esto último suena más rimbombamte de lo que realmente es.
Para un fin de semana creo que no ha estado nada mal, ¿no?
Dos fotos para resumir estos días:
la primera enseña mi renacido amor por lo kitsch, hortera y surrealista
y la segunda para que veáis cómo se lo pasa uno (el disfraz era humilde pero efectivo y aunque parezca más un traficante en horas bajas que un pokero, el resultado no fue malo, eh?) pd. con las gafas naranjas puestas ganaba más.
Recomendación recomendada (por Juanje): Lacrosse, grupo sueco que nos alegra la existencia mientras sus conciudadanos se suicidan cada 7 minutos. Para seguidores de Los Campesinos!, Clap your hands say yeah o Sambassadeur.
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1 comentario:
Me encanta el patito rosa de cerámica. Y vaya cara de poker que me llevas, amigo... Parece que llevabas escalera de color...
P.D.: Procedo a investigar el grupo y este finde me aclaras lo de los mundos paralelos, que sabes que lo de pensar nunca fue lo mio.
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