Este martes tengo que entregar un corto de 3 minutos para una asignatura de filmación y montaje. No sabéis lo que se puede tardar en montar una película. Me he pasado el fin de semana entero en la casa de uno de mis compañeros de grupo para acabarlo, de hecho, el sábado dormí en su casa. ¡Y todavía no está acabado!
El corto tiene que tener relación con la arquitectura... que estoy estudiando arquitectura, por si acaso a alguno ya se le ha olvidado, viendo lo que hago por estos lares. Pues bien, nuestro tema tiene que ver con la relación entre la arquitectura y la música (tercer concepto en discordia). Fuimos a filmar a un edificio abandonado, que se supone que era un taller de reparación de trenes (la verdad es que es un dificio super raro) y ahora está en desuso. Grabamos los sonidos que podíamos hacer con el edificio, como abrir una puerta o una ventana, los pasos sobre los tablones de madera o los golpes sobre las barandillas de metal. Con todo esto intentamos crear una melodía o unos ritmos, algo así como una canción.
Todo esto viene a que con el asunto del vídeo y del montaje, de los ritmos y las melodías con sonidos de la vida real; todo me parece una melodía o un sonido que es una canción en potencia. Todo suena y todo parece tener ritmo.
Y si encima lo combinas todo a propósito, puedes llegar a hacer cosas como esta que me enseñó mi otra compañera de grupo. Está muy currado.
Nosotros no aspiramos a tanto. Ya os enseñaré nuestro resultado cuando lo tengamos listo.
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