Ayer fui con unos amigos al sureste de Berlín, por la zona más pegada a Polonia.
Íbamos con las ideas claras, queríamos ver unas minas a cielo abierto y una biblioteca. Como véis todo en plan friki arquitectónico.
La mina nos costó encontrarla, pero mereció la pena. Subimos por una ladera y allí apareció. Todo lo que daba de sí nuestra vista, era mina. Nos hacía parecer minúsculos. Y no solo a nosotros, las máquinas encargadas de la estracción y del transporte del material (el objeto de nuestra visita) parecían enanísimas. Solo los aún más pequeños coches nos daban la referencia de la escala tan gigante de esas máquinas.
Para hacernos una idea todavía más exacta de esa escala fuimos a por la segunda visita. Se trataba de una de las máquinas-puente que vimos en la mina, pero reconvertida en museo y sobre la que se podía subir. Increíble. No te puedes hacer una idea de la locura que supone construir una cosa así. 500 metros de largo y 73 metros de alto. 50000 toneladas de carbón al día. Inabarcable.
Por último, la biblioteca. Ésta se encontraba en Cottbus, la ciudad más grande de la zona, hasta ahora todo eran típicos pueblecitos alemanes, con sus típicos malos humores alemanes, con su típico desconocimiento alemán de los alrededores, etc. La biblioteca se encontraba en la universidad, que mezclaba edificios hiper-modernos-de-cristal y típicas-edificaciones-muralistas-de-la-época-más-soviética. Nuestro edificio era de los primeros, construído por MVRDV y que soportó la admiración, previamente, y la crítica indiscriminada, después, del grupo de estudiantes de arquitectura que éramos. Cerveza y salchicha para pocer punto y final a la escapada.
Un viaje digno de ser recordado.
··· de 7 a 17 y tiro porque me toca ···
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